Los chicos de Fucks News hicieron una secuencia de chistes sobre la noticia del femicidio de Valentina Trespalacios. Gugleé “fucks news polémica” y encontré varias notas sobre esto del femicidio, pero también sobre un episodio anterior, cuando hicieron unos chistes a propósito de la noticia de una chica que murió durante un atraco en Medellín. Esa vez “se abrió el debate” sobre la falta de límites en el humor negro de estos chicos.
En un video de El Espectador a propósito de dicho “debate”[*] pasan declaraciones de Ómar Rincón, de Eduardo Arias y de Carlos Arcila. Este último es secretario de Human Rights Watch y por lo que encontré acompañó a la familia de la víctima del robo de Medellín o prestó alguna asesoría jurídica, pues parece que quisieron demandar a los comediantes por injuria.
Yo supe de Fucks News esta semana por un segmento que circuló en redes, que muestra tres chistes sobre Valentina Trespalacios, en los cuales utilizan información muy conocida por el público en general, porque el caso fue harto manoseado por los medios. No los tenía de antes simplemente porque no llegaron a mi burbuja y no porque sea una esnob, que también, un poco.
La “polémica” me interpeló porque justamente fui a un micrófono abierto de comediantes la semana pasada y me sorprendió mucho el tipo y la calidad del humor: abundaron los chistes racistas y homofóbicos y el 95% del material va de sexo, de tirar o no tirar y con quién y en qué posición, todo salpicado de misoginia.
Ustedes dirán que soy mojigata y me molestan los chistes sobre sexo, y quizá tienen razón.
Contando al host, ese día vi a 11 humoristas: 9 hombres y dos mujeres. Una de esas mujeres hizo toda su secuencia sobre canciones, relaciones amorosas y desamor, con un par de chistes sobre su lugar de procedencia y Bogotá. Ella fue la única que no hizo chistes sobre genitales propios ni ajenos. La otra mujer comediante sí hizo chistes racistas y ramplones, como todos los otros.
Digo que la noche del micrófono abierto me sorprendí porque pensé que ese tipo de humor ya no era socialmente aprobado y por lo tanto ya no se hacía. Hace unos años una organización promovió que un humorista muy popular de Sábados felices que se pintaba la cara de negro, imitaba el acento del Pacífico colombiano y promovía estereotipos racistas replanteara su número cómico, o que dejara de hacer black face, al menos.
Pero el humor racista, homofóbico y misógino aún es aceptado abiertamente en espectáculos abiertos al público. Esa noche la gente se reía. La gente se ríe con la secuencia de chistes a propósito de la chica que murió atropellada en Medellín el año pasado y también se ríe con los chistes sobre el femicidio de Trespalacios.
En muchos comentarios de apoyo al proyecto Fucks News leí alusiones al humor negro como una especie de coping mechanism o mecanismo de defensa ligado al contexto colombiano. Los colombianos reímos para no llorar porque todos los días, todo el tiempo, pasan cosas horribles.
Otro tipo de justificaciones, que a quienes las plantean les deben parecer súper sofisticadas, arguyen que las críticas al humor negro de los Fucks News son prueba de la doble moral de la gente, que solo protesta si se burlan de un caso mediático, pero callan ante los femicidios y las tragedias en general que no son noticia, y pues obvio, ¿no? Es decir, uno medio se entera de lo que sale en las noticias, y no todas nuestras desgracias circulan en los medios masivos de comunicación. Mejor dicho, esa justificación es bien pendeja, porque cuando ellos leen la noticia de la pelada de Medellín o la de Trespalacios se están montando a un bus morboso que ya un noticiero grande había echado a andar. Su contribución nada tiene de justiciera.
“Al menos, esta no fue otra noticia que pasó desapercibida, al menos esta muerte no fue una más como las que todos los días pasan en nuestro amado país. Al menos esta vez tenemos medio país consciente de que vivimos en un hiju… lugar en el que vale más un celular que la vida de una persona”, compartió [Camilo Sánchez] en Instagram.
“Por mi que sigan echándonos mierda todo lo que quieran, mientras más cumplimos con nuestro objetivo, tener medio país hablando de nuestros chistes, que a través de la risa sí o sí le estamos dando voz a los que se la quitaron y ni se han dado cuenta”. (Tomado del portal de Infobae).
El caso es que yo vi el segmento sobre Trespalacios y no me reí, y me pareció “pasado”, me pareció insensible. Ahora, entiendo que el humor negro tiene mucho de insensible, que la intención es chocar, molestar, incomodar. No creo que la intención deba ser ofender, especialmente ofender a minorías ni a grupos vulnerables. Pero en el caso de estos chicos, cuyo proyecto previo se llama precisamente “Con ánimo de ofender”, la intención sí es ofender. Entonces no entiendo por qué se sorprenden y tratan de defenderse y justificarse cuando esos a quienes tenían ánimo de ofender, en efecto, se ofenden.
La secuencia sobre Valentina Trespalacios me ofendió. Me ofendió porque es una noticia muy reciente, porque la manosearon tanto y se habló tanto del tema que me involucré emocionalmente con el caso, porque me revuelve las tripas pensar que no es la primera mujer que termina literalmente arrojada a la basura (por su pareja, por una persona conocida, cercana), porque soy feminista y estoy sintonizada con el discurso feminista.
Sin embargo, debo añadir que los chicos de Fucks News intentaron crear contenido humorístico con base en las polémicas previas, intentaron anticipar la crítica, lo cual me parece un gesto medianamente inteligente. No lo hicieron bien, pero lo intentaron. Antes de hacer los chistes dicen: “nos van a cerrar el programa”, “no se aguantaron lo de la china de Medellín”, entre otros comentarios. Luego hacen esos chistes (sobre la maleta y la basura). Pero después se ponen “serios” y dicen que estuvo mal, que “eso” no se hace. Igual siguen los chistes y al final de la secuencia el Mago le pide a Camilo que se meta en una maleta que pone sobre la mesa. Camilo se mete, hace más chistes sobre Trespalacios y un chiste al pasar sobre el Tourette, que él tiene y que hace parte de sus rutinas de comedia. Al final el Mago dice que eso (lo de intentar meter a Camilo en una maleta) lo hacen para probar que el tipo (el presunto asesino de Trespalacios) es un psicópata.
El público ríe. Yo en casa, viéndolos en YouTube, no me río. No solo no me río, sino que me siento culpable porque la verdad es que, más que enojarme, me creo superior intelectualmente y los juzgo desde esa pretendida superioridad mía. No solo no me parecen graciosos, me parecen brutos, simples.
El capítulo en cuestión fue grabado en Pasto. La primera estrategia que detecto la usa también Risaloca, un “cuentachistes” de “La Luciérnaga”, el programa popularísimo de Caracol Radio. La estrategia consiste en reírse mucho. Reírse todo el tiempo de cada cosa que se dice. Estos chicos se ríen: “achichay”. Ríen. “Qué significa achichay”. Ríen. Y así se genera la impresión de que todo es chistoso. Es una apuesta que puede o no funcionar, pero creo que en general funciona porque contagian la risa y porque el público ya está presto para la risa. Creo que uno tiene que estar en una disposición especial para tomar distancia y no reírse y, en principio, uno va a un show de comedia a reírse.
Lo segundo que vi en el video de Pasto y también en el bar la noche del micrófono abierto es el trabajo con el público. Esa noche me pareció que abusaban del recurso, y creo que lo hacen justamente por pobreza de ideas, porque es fácil, está a la mano. Me desconcertó que los Camilos de Fucks News también lo hicieran, pues las condiciones no daban mucho para eso: ellos están sentados todo el tiempo, en un escritorio, como presentadores de noticias. El teatro es enorme y la primera fila está muy lejos de ellos. Las personas del público gritan las respuestas al mismo tiempo y no es fácil entender lo que dicen. Igual, el humor de los chicos es tan limitado que, aunque la infraestructura no lo permita, se aferran al recurso del público. En este caso se basaron, por supuesto, en los estereotipos sobre los pastusos, es decir, el acento, las características personales, formas de hablar, etc.
A propósito de limitado, echan buena mano del recurso muy, muy predecible del lenguaje soez, las “groserías”, las vulgaridades, la plebedá: hijueputa, pirobo, gonorrea. Y como todos tenemos cinco años, pues nos reímos.
Sigue un chiste sobre el terremoto en Turquía y Siria, ahí ya van entrando en lo de ellos, que es el humor negro. También hicieron una secuencia larga a propósito del cierre de vías por un derrumbe que ha mantenido incomunicada y desabastecida a esa región del país. Conectaron el chiste sobre el terremoto con la situación de Nariño señalando que era contradictorio que ellos (el público) se rieran de lo del terremoto cuando ellos mismos estaban en la situación que estaban por el derrumbe de la carretera. Ahí trataron de subir un poco el nivel. Muy, muy poco.
Hay una secuencia sobre su relación con el canal RCN, que generó críticas y cuestionamientos a su independencia ideológica, porque RCN es un canal bastante parcial a cierto tipo de ideología política. (¿Entonces ellos vendrían a ser progres?)
Después viene una secuencia larga, que presumo infaltable, sobre sexo a propósito de una noticia ligera (impuestos a PornHub y OnlyFans) y otra más morbotrágica: la del bebé y el carro y el motel en Valledupar. Les dejo las palabras claves porque no voy a contarla acá. Anticipan la reacción de los críticos: “Otra vez nos van a empezar a demandar”, dicen. Después de uno de los chistes sobre la noticia del bebé, agregan: “mentiras, no aplaudan eso”. La audiencia, por supuesto, estalla en risas y aplausos.
Después viene la secuencia que yo encontré más interesante; no me pareció graciosa, pero le veo potencial. En ella interactúan con una inteligencia artificial pidiéndole que cuente algunos chistes y que escriba un cuento sobre una persona con Tourette que viaja a Pasto. El cuento no es bueno, pero igual es sorprendente que la IA lo haga. Ahí hay algo, muchachos.
Luego leen una noticia sobre el robo de 8 consoladores.
La última noticia y el cierre del show fue lo de Valentina Trespalacios: se nota que es lo más preparado del número. Se ve cómo planearon incorporar cada chiste, anticipan la crítica y de alguna manera crean un espacio meta dentro de esta presentación (todo muy básico, pero ajá).
Después de ver un poco de su material, no creo que estos chicos se merezcan ni demandas ni debates. Eso sí, no les haría daño disculparse si ven que la cosa se calienta en las redes y los medios de comunicación. En las noticias que leí, encontré que los familiares de la chica de Medellín se molestaron porque con sus chistes revictimizaron a la chica. Les pidieron que no dijeran su nombre y que no proyectaran la foto para que todo el mundo la viera. Me parece una solicitud muy sensata.
En cambio Ómar Rincón dice una cosa que me parece insensata, y es que si el humor “atenta contra la dignidad humana […] debería estar totalmente prohibido”. Me parece insensato porque no sé bien cómo funcionaría esa prohibición, porque varios términos del planteamiento son difusos.
Mi conclusión después de mi escasísimo contacto con la comedia colombiana es que el nivel es bajo. No es sofisticada, no es inteligente. Tanto el público como los comediantes sienten mucha presión por la risa, como si reír fuera por sí solo el objetivo y el sentido de la comedia. No hay juegos con la estructura narrativa ni el lenguaje, casi no hay humor de ese que los gringos llama observacional. Él único de la noche del micrófono abierto en el que vi trabajo con la estructura del relato me dejó una pésima impresión porque al final de su número entró en una fantasía en la que conseguía muchos casos (es abogado) sacándoles papeles a los culos y resolviendo pleitos legales a propósito de la posesión de los culos: tipo “ese culo es suyo”, “traspaso de un culo de un propietario a otro”. Culo como sinécdoque de mujer, por cierto. Entonces sí, él era más sofisticado, pero su misoginia me hirió más.
Al final me quedo con la impresión, que igual reconozco muy sesgada, de que los comediantes colombianos son un montón de hombres ruidosos gritando “chistes” sobre sus genitales y los genitales de otras personas e intercalando “hijueputas” y “pirobos” y “gonorreas” y “malparidos” (hasta en el lenguaje soez son limitados). Una comedia de hombres que no han salido de la temprana adolescencia. Los que sí salieron se convirtieron en adultos racistas, homofóbicos y misóginos. Algunos de esos son comediantes y otros son directores de noticieros de la mañana en la radio.
Sitios que cité:
Lo de El Espectador
Lo de las justificaciones justicieras
Y el video, que lo encuentran fácilmente, no lo pongo acá.
[*]La palabra está entre comillas porque en medios la manosean mucho y todo es un debate y todo es debatible (yo no creo que sea así), pero eso es otra cuestión, sobre la que no planeo escribir.